Estos aprendices de Caudillos, se creen todavía que están en los años sesenta, entendiendo que un Centro de Correos es su Cortijo y pueden hacer o deshacer a su antojo. El problema empieza cuando el compañero, militante de CGT, denuncia la situación de los barrios que reparte en Melilla. Falta de hoja de embarrie y de buzones, cuando el compañero denuncia esto, el cacique de turno le responde que la legislación de la Península es una y la de Melilla otra, y que allí el Correo se echa debajo de la puerta.
El compañero empieza a dejar constancia de estos hechos por escrito, y de otros, como de lo mal que se trabajan las notificaciones. El Jefecillo da varios partes, y la consecuencia son varios pliegos de preguntas, y como resultado una falta leve.
El compañero no se rinde y sigue denunciado las irregularidades de ese cortijo, y el sicario de turno nuevamente se pone en contacto con su amigo del alma, el Jefe de Zona de Granada. Deciden abrir un expediente por bajo rendimiento. Este expediente es contestado por l@s delegad@s de CGT, y se consigue que sea archivado, pretendían sancionar a Ramón cuando la diferencia de rendimiento con otra trabajadora que salía por esa sección era de un 2%.
Ya por último, abren un nuevo expediente por un intento de agresión a la Jefa de la USE, que es como Torrente el brazo tonto de la Ley. Para ello buscan una serie de testigos para declarar en contra del compañero; el del servicio interior, el colega con el que se pone ciego de vinos, su hija. Lo lamentable es que ninguno de l@s compañer@s del trabajo, que en el bar si le dan la razón a Ramón, no atreven a declarar en un expediente. Resultado final despido del compañero.
Se celebra el Juicio, Correos que para determinadas cosas no mira el gasto, aparece el Jefe con su cuadrilla de testigos, su amigo, su hija, su mujer, el brazo tonto de la ley y el instructor. Haciéndose cargo Correos todos los gastos, viaje y el hotel el que tienen que pasar la noche. El final del proceso culmina con un despido improcedente y una indemnización de 34.000 euros al compañero. Nos preguntamos de donde va a salir este dinero, ¿se lo van a descontar en productividad al Jefe y a sus secuaces, o lo va a poner de salario el Jefe de la Unidad de Negociación o el Subdirector de Gestión de Personal que firmo el despido?
Esta historia ha tenido un final feliz, pero hubiera sido más feliz si en el Convenio Colectivo se hubiera conseguido una cláusula en el que en caso de despido improcedente, sea el trabajador el que decida sobre su futuro, la indemnización o la readmisión.
En este próximo ciclo electoral uno de los caballos de batalla, van a ser los expedientes disciplinarios, y sobre todo los de bajo rendimiento, ya hay varios despidos en Madrid. Está demostrado que CGT con su equipo jurídico es el Sindicato que mejor defiende a los/as trabajadores, somos el único sindicato de Madrid que ha llevado estos casos al Comité de Empresa, no recibiendo el apoyo del resto de Organizaciones, incluso se nos ha reprochado que lo llevásemos allí. Y es importante que el Comité de Empresa, máximo órgano de representación de los trabajadores, se posicione de manera favorable , ya que no se puede permitir que la empresa utilice el poder disciplinario de manera arbitraria.
ESTA VEZ SE HIZO JUSTICIA, EL COMUNICADO VA POR TI RAMÓN.