Parece que la “resaca” del Convenio ha hecho perder fuelle al personal y ganas de escribir en esta página web. Ello me ha permitido leer los artículos antiguos, buscando alguno que animara a participar y abrir nuevos frentes de “discusión”, encontrándome dos artículos de Anarkirias de Tartessos (otra vez tú, maldito fenicio. ¿Realmente fuiste alguna vez un adorador del dios Baal?), que me han dado pie para escribir estas líneas: “Anarquismo, una idea con vida propia” y “replantearnos la vida sindical”).
1.- Sobre el nombre de “la cosa”: ¿Anarquismo o anarquismos?
¿Cómo se puede explicar tan variadas y encontradas concepciones sobre lo que es el anarquismo? ¿Piensa todo el mundo en lo mismo cuando habla de anarquismo? ¿Anarquismo o anarcosindicalismo?, ¿Socialismo o comunismo libertario o...?
Lo que si es cierto, es que en esta vieja (por antigua en sus orígenes), pero siempre joven (por su actualidad gracias a su capacidad de adaptación y perfectibilidad) visión del mundo, persiste una importante diversidad de percepciones sobre su naturaleza y el papel que puede cumplir.
En base a esta pluralidad de concepciones, todas susceptibles de ser portadoras de la “verdad” o al menos de parte de ella (¿quién es el sumo sacerdote que certifica la autenticidad de la “visión” correcta?), quizás mas que hablar de “anarquismo” o “anarcosindicalismo” o cualquier otro “istmo”, en singular, al igual que se habla de “neoliberalismo” o “socialdemocracia”, deberíamos hablar más propiamente de los distintos “anarquismos” (o visiones anarquistas), a partir de los que se puede llegar a entender de manera diferente el concepto, los “principios” y sus posibilidades prácticas para la acción.
Y es que analizando la realidad “realmente” existente, uno de los rasgos principales que caracteriza al anarquismo es la continua presencia en su historia de “rupturas”, “escisiones”, etc. Si nos restringimos al caso español y al anarcosindicalismo, podemos comprobar la existencia de varias organizaciones que se disputan “la verdad” y, a veces, luchan entre sí, en lugar de enfrentarse al “enemigo” de clase. ¿Quién es más anarcosindicalista, la CNT, la CGT, la CSSO, la CNT-Joaquín Costa, la ....? ¿Quién encarna mejor “la idea”?.
En este sentido, la existencia de diferentes “modos de ver” y la creciente diversidad y enfrentamiento entre ellos, que alejan cada vez más una posible (y ¿deseable?) “unificación del campo anarcosindicalista” (¿realmente alguien lo quiere?, fuera de declaraciones huecas), hace que resulte muy difícil ofrecer en estos momentos una visión de conjunto suficientemente homogénea sobre las características y contenido de esta visión del mundo.
Quizás sea llegado el momento de, como decían los positivistas lógicos, limpiar las herramientas (intelectuales), dejar al margen los argumentos que no son más que “ruido” (por carecer de significado) y, auxiliados por la lógica (la razón, en forma de argumentos), definir claramente aquellos conceptos en los que podamos ponernos de acuerdo mínimamente. (Hasta aquí una primera reflexión. Continuará...).
2.- Replantearnos la vida sindical.
En tu artículo “replantearnos la vida sindical” aludes a recuperar en nuestra vida sindical algunas “costumbres”. Esto daría pie a una interesante discusión acerca de que fue de la “cultura sindical” de nuestros mayores. Prometo ocuparme de ello en otra ocasión. Lo que desde aquí quiero lanzar es una idea paralela a la tuya: crear redes sociales de apoyo mutuo entre los afiliados a la CGT y trabajadores municipales que así lo deseen.
Hace tiempo, en el marco de las numerosas intervenciones a que dio pie la negociación del Convenio, una compañera a punto de perder su puesto de trabajo en el Ayuntamiento de Madrid (interina creo recordar) y en una situación precaria, hacía pública su crítica situación. Ante la evolución a peor de la situación económica el número de afectados es de suponer sin mucho esfuerzo de imaginación habrá ido a más (ahí están las cifras del paro).
Como tú bien dices, entre nosotros hay compañeros con distintas “cualidades”, estudios (yo hablaría de capacidades) aptitudes, etc. Por ello, sería interesante crear una red de apoyo mutuo, donde cada uno ofrezca lo que puede dar desinteresadamente (conocimientos, habilidades manuales, “tiempo”, intercambio o préstamo de objetos, servicios, etc.) y que quien lo necesite pueda hacer uso de ello.
Ahí queda la idea. Creo que sería interesante analizarla y ver sus posibilidades.
Bueno por hoy termino. Si alguien ha llegado en su lectura hasta este punto y no se ha quedado dormido, le pido perdón por el tostón. La verdad es que escribir es un placer para mí y pierdo el sentido de la medida.